SOCIEDAD
Día 25/09/2014 - 20.10h
Deben señalar con una «x» la historia de
los pacientes crónicos si sospechan que les queda un año de vida. La decisión
condiciona los tratamientos
Los médicos de Familia catalanes llevan meses
preocupados por la posible repercusión de un protocolo impulsado por la
consejería de Salud de la Generalitat en el que se les obliga a señalar
con una cruz, en un programa informático, a los pacientes crónicos más
complejos que podrían fallecer en los próximos meses.
Las suspicacias las ha levantado una pregunta que las
autoridades sanitarias catalanas han introducido en el Programa de Prevención y Atención a la Cronicidad (PPAC) para la atención a este tipo de
pacientes. «¿Le sorprendería que este paciente muriera en los próximos 12
meses?», aparece en la pantalla del ordenador de los facultativos. Esta
pregunta les obliga a marcar la casilla del «sí» o del «no».
La respuesta afirmativa puede condicionar «el
tratamiento que recibirá el paciente a partir de aquel momento», según
denuncian médicos de atención primaria en un documento colgado en el blog del
sindicato Médicos de Cataluña. «No es solo una pregunta de mal gusto expresada
en términos poco profesionales, sino que si se responde afirmativamente puede
influir en cómo es tratado ese paciente en su próxima visitaal servicio de urgencias o en la petición de atención
domiciliaria», aseguran los facultativos en ese
documento.
Últimos días
María Jesús Martínez, médico de familia del Centro de Atención Primaria
del barrio de Sants de Barcelona, una de las profesionales sanitarias que
suscribe la denuncia, considera «inaceptable» la pregunta y también el hecho de
que se incluya en un protocolo médico estandarizado. «Esa pregunta no debe ser un motivo para clasificar a
nadie», dice Martínez en declaraciones a este
diario. Como ella, el resto de médicos que apoyan el documento se oponen
tajantemente a estigmatizar a este tipo de enfermos. Eso es, precisamente, lo
que ocurre si los médicos marcan la casilla del «sí».
Si el facultativo responde que cree que el paciente
fallecerá en los próximos 12 meses éste pasa a ser etiquetado como
paciente MACA, (Enfermedad Crónica Avanzada, en el acrónimo
catalán). Así pues, se le identifica en el programa como enfermo de «últimos
días», lo que antes se conocía como enfermos en situación
terminal.
La consigna general de la Generalitat para estos
enfermos es que el mejor sitio en el que pueden ser tratados es en su
propio domicilio. «La filosofía podría entenderse si
respondiera a criterios estrictamente médicos o clínicos, aunque el propio
departamento reconoce que las nuevas orientaciones para el tratamiento de estos
pacientes responden a motivos meramente económicos», precisan los médicos.
Este diario ha podido constatar tal afirmación. En el
documento «Recomendaciones prácticas para la identificación y mejora de la
atención a personas con enfermedades crónicas avanzadas» (MACA), la
Generalitat establece como objetivo final del programa la «reducción de
acciones innecesarias».
De este modo, según subrayan los médicos, «Salud limita el gasto de recursos hospitalarios y establece un programa de atención domiciliaria para
personas con este perfil que, si bien en algunos casos puede estar justificado,
no puede representar un modelo sistemático de tratamiento por el simple hecho
del ahorro en gastos».
«La eficiencia no puede anteponerse en ningún caso
al deber de paliar el dolor y el sufrimiento causados por una
enfermedad, sin que las circunstancias económicas condicionen la atención
recibida por el paciente», apuntan los médicos de atención primaria en el blog.
Aunque no hay una directriz concreta de recetar menos
medicamentos, no realizar determinadas pruebas o no ingresar a estos pacientes
en unidades de agudos, María Jesús Martínez y David Arribas, otro
de los profesionales que suscribe la denuncia, aseguran que sí se les insta a
que «pongan la lupa» sobre ellos «para evitar acciones innecesarias». O lo que
es lo mismo, que focalicen la atención sobre ellos con el objetivo del
ahorro.
Carga moral
«Tendría lógica si la premisa fuera evitar el encarnizamiento
terapéutico, teniendo en cuenta únicamente el
criterio médico, pero no es el caso», dice Arribas, quien reconoce que Salud
quiere reforzar el control sobre este colectivo de pacientes «de forma
específica». «No te da una instrucción explícita de que ahorres en medicación
pero sí te dice que les observes más de cerca para evitar la
polimedicación innecesaria», añade.
La doctora Martínez suscribe tal afirmación y acusa
también al departamento de Salud, que dirige Boi Ruíz, de lanzar el
plan «sin contar con la opinión de los profesionales que vamos a tener que
desarrollarlo». «Nos imponen unas directrices que para nosotros nos suponen una
carga moral y ni siquiera nos consultan», dice Martínez. Recuerda también a la
consejería que los médicos de cabecera llevan «toda la vida» aplicando
cuidados paliativos sin necesidad de marcarlo en un protocolo ni hacer
ninguna clasificación.
«No se puede obligar a los profesionales a realizar
ningún diagnóstico para hacer una discriminación negativa. Se debe ver con
el tiempo la evolución de cada enfermo», afirma la facultativa del CAP de
Sants. Ella y el resto de médicos que suscriben la denuncia y con los que ha
contactado este diario aseguran que ya han elevado a la Generalitat su
preocupación y malestar pero la pregunta sigue en los protocolos. Las
autoridades sanitarias desmienten que eso suponga un empeoramiento del trato
asistencial y médico a estos pacientes. Aseguran que el objetivo es evitar el
encarnizamiento terapéutico y racionalizar las acciones.
La
Generalitat quería pagar más a los facultativos que más historias señalaran
E. A.BARCELONA
La intención de la Generalitat iba más allá de forzar
a los médicos a marcar a los pacientes terminales en su historia clínica. Su
objetivo inicial era incentivar económicamente a los médicos que marcaran a los
enfermos con un pronóstico vital incierto. Según ha podido saber ABC la
consejería de Salud incluyó el trabajo de rellenado y etiquetación del
protocolo que atañe a estos pacientes en las DPOs (Dirección por Objetivos) de
2014, una especie de prima anual (la cantidad oscila entre los 300 y 400 euros)
que varía en función del porcentaje de cumplimiento que hayan obtenido a final
de año. «Era algo inconcebible porque desvelaba, sin lugar a dudas, que la
intención era básicamente la del ahorro, lo cual es inaceptable desde el punto
de vista médico y moral», denunciael sindicato Médicos de Cataluña. En febrero
de 2014, un mes después de comunicar la medida, los facultativos se reunieron
con responsables del Instituto Catalán de la Salud y les expresaron su
oposición a la iniciativa, que, finalmente, fue retirada.
Fuente: ABC
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