Cuando el otro día me enteré de que Apple se ofrece a congelar los óvulos de sus empleadas, me fui corriendo a la puerta de su megatienda en la Puerta de Sol, (la misma que le mangó a los madrileños el histórico neón del Tío Pepe) para unirme a las miles de feministas que imaginaba estarían ya congregadas allí protestando por una propuesta tan insultante. Y efectivamente, había cientos de personas, pero no protestando, sino haciendo cola para apoquinar los 900 pavos que cuesta el nuevo iphone 6.
Una medida disfrazada de “apoyo a la maternidad” que no es otra cosa que un insulto a las mujeres que trabajan y que además quieren ser madres. La voracidad de las empresas ha llegado a un límite difícil de imaginar. Las declaraciones de Tim Cook, actual director ejecutivo de Apple Inc., están cargadas de demagogia cuando afirma cosas como: “Nosotros queremos darle poder a las mujeres en Apple para que realicen el mejor trabajo de su vida mientras cuidan a sus seres queridos y crían a sus familias”. Señor Cook, ¿Cómo van a cuidar las mujeres de sus seres queridos y criar a sus familias si las está usted incitando a que aplacen su maternidad congelando sus óvulos?
La medida no pretende otra cosa que exprimir el talento de las mujeres durante el mayor tiempo posible. Eso, desde el punto de vista de una empresa, es lícito, pero lo que es inmoral es que lo haga a costa de sacrificar su propia maternidad. Porque si los años de mayor fertilidad coinciden con los años de mayor aporte a la empresa, también son esos mismos años en los que las madres mejor pueden ofrecer su fortaleza física en beneficio de su propio hijo. ¿A qué edad se les va a permitir a las empleadas de Apple recuperar sus óvulos? Imaginemos que Tim Cook, que hoy tiene cincuenta y cuatro años, fuera Tina Cook ¿Sería este un buen momento para ser madre? ¿Consentiría Apple que su directora ejecutiva cogiera la baja por maternidad, o esperamos un poco más?
A la presión que ya tienen las mujeres para poder ser madres mientras trabajan, ahora se añade esta “oportunidad”. ¿Quién mordió la manzana de Apple, Adán? Mal negocio para Eva. Al final acabamos todos fuera del Paraíso. Las cosas ahora se están poniendo más feas para las mujeres. Esto no es una oportunidad, es un camino de dirección obligatoria. No nos engañemos.
Apple y Facebook, que también camina por está por esta “generosa” senda de la criopreservación para sus empleadas, además de ser dos de las empresas más poderosas del planeta, son la vanguardia de las nuevas tecnologías. Están en condiciones de ofrecer alternativas para fomentar verdaderamente la maternidad, están más que capacitadas para dar soluciones para compaginar la vida laboral con la familiar. Desde el trabajo en casa, hasta guarderías en los propios centros de trabajo, las posibilidades sólo dependen de la imaginación y la buena voluntad. Pero me temo que a los dos colosos no les salen las cuentas. Los 20.000 dólares que cuesta la congelación de los óvolos deben ser pocos en comparación con otras medidas. Apple ya ha dado muestras de su desbordante imaginación contable desde el día que consiguió que la Agencia Tributaria española les devolviera pasta al declarar pérdidas ¡Toma!
La propuesta es un atropello a la naturaleza, a la dignidad de la mujer y a las más elementales formas éticas de comportamiento empresarial. Los avances para la plena integración de la mujer en el mundo laboral aún distan mucho de estar a la par con los del hombre. Porque mientras se siga manteniendo la primitiva idea de que la mujer tiene que elegir entre tener hijos o desarrollar una carrera laboral seguiremos en las mismas. La solución no pasa por aplazar la maternidad hasta la edad de la “abuelidad”, la solución pasa por entender que la igualdad no consiste en cortarle los tobillos al más alto, o ponerle alzas al bajo. La igualdad se consigue al respetar una diferencia fundamental entre el hombre y la mujer: la maternidad.
José Cabanach
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