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"Si sé que existe Dios, la vida se ve de un modo. Si no lo sé, veo el mundo de otro, y lo cierto es que son dos formas de ver la vida que me obligan a situarme. Las consecuencias de ambas dos son tan grandes, que no puede ser que este problema me deje indiferente" Pablo Domínguez

martes, 26 de junio de 2012

Testimonio de Annie Lobert, una ex-prostituta que rescata chicas en Las Vegas con una oración


Fue abusada de niña y despreciada de adolescente. Empezó como acompañante de lujo y bailarina, y luego fue prostituta cara en Las Vegas. Su chulo le pegaba y pese a todo ella le necesitaba. Buscó llenar su vida con drogas y espiritualidades. Sólo en la puerta de la muerte encontró a Jesús. Y decidió ayudar a otras mujeres.
   
"Eres preciosa y Jesús te quiere". Con estas palabras, Annie Lobert se acerca a las prostitutas de Las Vegas. Ella es ex-prostituta, y junto a otras ex-prostitutas recorre la noche para rescatar a las mujeres del tráfico sexual.
 "Les digo eso nada más verlas porque necesitan saber que son valiosas, que son bellas y que hay alguien que las ama incondicionalmente", explica.
 Su experiencia la impulsó en 2005 a crear Hookers for Jesus, una organización cristiana que lucha contra la explotación sexual, la pornografía y la industria del sexo. Fue "trabajadora del sexo" durante 16 años: primero en Minneapolis, Minnesota, Hawaii y los once últimos, y más traumáticos, en Las Vegas.
 Ahora su misión, tal y como ella describe, "es salvar el alma de las mujeres que venden su cuerpo" en la oportunamente llamada Sin City (Ciudad del Pecado).

Abusada y nunca amada

La historia de autodestrucción de Annie se inicia en su infancia. Fue víctima de abusos sexuales con 8 años. Ella misma reconoce además que nunca se sintió amada y que esa circunstancia mermó su autoestima: “Sólo pensaba en qué Dios estaría enfadado conmigo. Le imaginaba con un enorme martillo esperando el momento de aplastarme con él si hacía algo mal”.
 A los 18 años perdió la virginidad con un chico que le rompió el corazón. Entonces despertó su lado rebelde y se lanzó a los brazos de una vida de promiscuidad y a la “experimentación”. Durante unas vacaciones con una amiga en Hawaii vendió por primera vez su cuerpo por dinero.
  
Soñando con Pretty Woman

Al regresar a su ciudad, abandonó su trabajo y se introdujo en el mundo de la prostitución de lujo. Primero se consideraba "bailarina exótica" y "acompañante de lujo". Después tuvo que aceptar encargos más y más exigentes. La seducción del dinero le hizo irse hasta Las Vegas, donde pensó que ganaría más: “Eran miles de dólares cada noche; noches incluso de más de 10.000. En Las Vegas viví la ilusión del glamour, las fiestas y el dinero. No podía resistirme a la luz de los casinos y entrar para ver si encontraba a algún cliente muy rico que me rescatara. Todas soñamos con ser Julia Roberts en Pretty Woman”.
 Durante los once años que ejerció como prostituta en Las Vegas llenó su vida con fiestas, gente famosa, viajes, hombres y caros objetos materiales pero, como dice Annie, “al final pierdes tu alma en todo este proceso. Vivir en el mundo de Las Vegas me hizo hacer cosas que no hubiera hecho en cualquier otra circunstancia”.
  
Violencia y drogas y vacío interior

La primera vez que invocó a Jesucristo fue cuando estuvo a punto de ser asesinada por su “chulo”. Al enterarse de que Annie quería dejar la prostitución, la encerró en el maletero de su coche y la amenazó con quemarla en el desierto. Su chulo la liberó pero unos meses después la secuestró y le propinó una paliza en el desierto.
Ese no fue el peor día para Annie: al poco tiempo fue diagnosticada de linfoma. Sin embargo, no abandonó la prostitución porque tenía facturas médicas que pagar. Sumida en una gran depresión por la muerte de varios familiares próximos, su enfermedad y el creciente deseo de abandonar esa vida sin poder hacerlo, Annie entró en el infierno de las drogas: “Es increíble, pero después de curarme, comencé a consumir drogas. Tenía el corazón roto, ninguna voluntad de seguir luchando y sufría por el continuo abuso verbal, físico y sexual que sufría siendo una prostituta de lujo”.
 Xanax, valium, cocaína, alcohol y ludopatía... Nada llenaba su vacío interior y entonces probó con diferentes formas de “religiosidad”: wicca, vampirismo, masonería, budismo, new age... todo ello le provocó un desorden por estrés postraumático.
 Además, como muchas otras prostitutas, desarrolló una adicción o dependencia hacia el mismo chulo que le pegaba. Estaba perdidamente enamorada, enganchada, hacia la misma persona que la apalizaba y vendía.
 Los estudios que maneja su asociación dice que casi 7 de cada 10 mujeres que trabajan en la industria del sexo sufren este estrés postraumático: enfermedad, ansiedad, depresión, insomnios, pesadillas, pérdidas de memoria, anorexia, bulimia, depresión clínica...todos estos eran los síntomas de Annie tras once años trabajando en la industria del sexo en Las Vegas.

Sobrevivir a la sobredosis

Una noche de 2003 casi murió por sobredosis: “Sentía un dolor horrible en mi pecho. Estaba esperando ver las llamas del infierno y le pedí a Jesús que, si me salvaba, le hablaría al mundo entero de Él. Y Jesús vino a rescatarme”.
 Y así lo hizo cuando se recuperó. Annie comenzó a usar su dolorosa experiencia en ayudar a personas explotadas sexualmente en Las Vegas.
 “Mi pasión es ayudar a prostitutas, proxenetas, strippers y a cualquiera que se haya visto en las redes de la explotación sexual. Quiero ayudarles a ver que hay una vida real esperándoles fuera de la industria del sexo. Si necesitan ayuda para escapar de este estilo de vida, aquí estoy yo para ayudar, no para juzgar”.

 Verdades claras

Al mundo y a los clientes les recuerda lo que no quieren pensar: "Las mujeres no son robots, no disfrutan de los actos sexuales, ni de la esclavitud de vender su cuerpo. Tenemos sentimientos y no los podemos eliminar mientras somos prostitutas o strippers. Nos duele, sangramos, lloramos, somos hermanas, madres, hijas, primas, sobrinas, niñas pequeñas".
 A las mujeres atrapadas en el negocio les propone un cambio radical, y para eso necesitan a Jesús. Les dice: "Dios te ama a ti, sí, a ti, a esa persona que vive derrotada", les dice. "No dejes que el demonio te robe la alegría más tiempo. Pide a Jesús que entre en tu corazón y observa cómo puede cambiar tu vida radicalmente. ¿Sabías que Jesús murió para que fueses libre? ¿Quieres salir de la celda de tu mente? Reza esta oración".

La oración busca romper el círculo de esclavitud en el que vive la mujer:

 "Jesús, creo que eres el Hijo de Dios. Ven a vivir a mi corazón vacío. Manda tu Espíritu Santo a llenarme con tu paz, pasión y amor. Cámbiame completamente, de dentro afuera. Que pueda caminar en el destino perfecto que tienes para mí. Enseñame a vivir mi nueva vida. Abre mis ojos a tu verdad. Rompe las mentiras que el demonio ha puesto en mi mente. En ti confío, oh Señor. Gracias, Jesús. Amén."

 El poder del perdón

¿Y después? Después viene el reto de perdonarse una misma y perdonar a los enemigos. Annie lo explica: "Si Jesús podía perdonarme, ¿no podía perdonarme yo misma también? Y me perdoné por todas las cosas horribles que había hecho y el yugo de la atadura y la culpa se quitó de mi espalda".
 También perdonó a su chulo, "y a todos los demás que me ofendieron. Rezo por mi chulo cada día y sé que Dios tiene un plan grande para él. ¡Perdona y serás libre!"

lunes, 25 de junio de 2012

La Mirada Serena. Beato Martín Martínez Pascual

Navegando por los mares de internet me encontré de frente con una foto que me resultó muy familiar. Supongo que a los que hayan visto La Última Cima también se los parecerá. Ya en la película me impactó la serenidad y la paz que irradiaban los ojos de este sacerdote a punto de ser fusilado. No sabía nada de él ni de su causa, pero me ha parecido interesante presentarles a una persona valiente que no dudó en dar su vida por Cristo. Hoy, donde tanto nos pensamos muchas veces si hablar o no hablar en público y según delante de quién por miedo a ser tachados de retrógrados, fascistas, homófobos y hasta beatos… pues ¡ojalá hicieramos méritos en vida para que ser realmente beatos y no sólo eso sino santos también! pues si éstos son los ojos de alguien que va a morir… me atrevo a decir que son los ojos de alguien que tenía la certeza y la serenidad de saber a dónde iba y quién le esperaba.
Beato Martín Martínez Pascual. Nació en Valdealgorfa, provincia de Teruel y diócesis de Zaragoza, el 11 de noviembre de 1910.
Su vocación surgió del contacto con un sacerdote ejemplar, D. Mariano Portolés, que suscitó muchas vocaciones en Valdealgorfa. Este sacerdote cultivaba con esmero los gérmenes de vocación y acompañaba a los seminaristas en vacaciones.
De niño entró en el Seminario de Belchite y luego continuó en el Seminario mayor de Zaragoza donde hizo todos los estudios, salvo el último curso 1934-35, que ya había ingresado en la Hermandad. Recibió la ordenación sacerdotal el 15 de junio de 1935. Fue destinado como formador al Colegio de San José de Murcia y como profesor del Seminario diocesano de San Fulgencio.
 Terminado el curso, hizo los ejercicios espirituales en Tortosa del 26 de junio al 5 de julio de 1936. Luego marchó de vacaciones a su pueblo y allí le sorprendió la persecución.
 El 26 de julio, avisado de que lo buscaban para matarlo, se escondió en casa de algunas familias amigas. Más tarde huyó a una finca a tres kilómetros del pueblo y se ocultó en una cueva.
El 18 de agosto por la mañana detuvieron a todos los sacerdotes que había en Valdealgorfa. Al no encontrar a Martín, encarcelaron a su padre. Inmediatamente, la familia envió recado a D. Martín para que escapara. Pero éste, en cuanto se enteró, echó a correr a toda prisa hacia el pueblo para presentarse al Comité. Un miliciano muy amigo le salió al paso, rogándole que huyera; pero Martín le dijo que no podía consentir que su padre padeciera por él y que quería correr la misma suerte que los demás sacerdotes. Ya ante el Comité, este miliciano todavía quiso salvar a Martín, diciendo que se trataba de un joven estudiante. Pero él confesó que era sacerdote y dio a su amigo un abrazo para que lo transmitiera a su familia. “Yo quiero morir mártir con mis compañeros”, decía.
Sólo estuvo unos minutos apresado. Inmediatamente lo llevaron a pie hasta la plaza del pueblo, donde lo subieron con otros cinco sacerdotes y nueve seglares a un camión camino del cementerio. Antes de llegar, en el camino, los mataron. Los colocaron de espaldas; pero Martín quiso morir de frente, como lo vemos en la foto. Antes de disparar, les preguntaron si deseaban alguna cosa. Martín respondió: “Yo no quiero sino daros mi bendición para que Dios no os tome en cuenta la locura que vais a cometer”. Y después de bendecirles añadió: “Y ahora que me dejéis gritar con todas mis fuerzas: ¡Viva Cristo Rey!”.

Madre Teresa: un canto a la vida. Video con Juan Pablo II


El 24 de septiembre de 1928, a la juvenil edad de dieciocho años, deja a su madre viuda y a su jovencita hermana Aga para irse de misionera a la India. Pero ¿qué sabía ella de la India, de los pobres, de los leprosos, de los moribundos abandonados por las calles como desechos sin valor alguno? ¡Nada de eso sabía la joven muchacha albanesa! Pero tenía en el corazón el fuego del amor… y el amor es presencia de Dios; y con Dios todo es posible.


En ese día, Inés (nombre de pila de Madre Teresa) abraza a su madre bajo la marquesina de la estación ferroviaria de Zagreb: nadie se entera, nadie toma nota, pero en aquel momento da comienzo la maravillosa aventura de la mujer más famosa del siglo XX. La madre llora, y la hija también, porque toda despedida es un desgarro: pero el amor es, en ambas, más fuerte que el dolor de la separación.

La mamá tiene el coraje de decirle: "¡Hija mía! Cuando aceptes una tarea, llévala a término con generosidad. De lo contrario, no la aceptes. ¡Y vete en paz! ¡No te preocupes por mí! Procura no pertenecer a nadie: sé toda de Dios y así serás toda de los pobres!"
¡Qué madre! Se abrazaron fuertemente y nunca más volvieron a abrazarse en esta vida; aunque la mamá falleció en el 1972, cuando Madre Teresa ya era famosa en todo el mundo…
Los años pasan… y Madre Teresa siente en el corazón un grito incesante: "¡Tengo sed! ¡Tengo sed de tu amor! ¿No te das cuenta de que estoy esperando tu amor en tantísimos pobres que merodean por las calles de Calcuta y de todo el mundo?" Madre Teresa titubea: "¿Qué puedo hacer yo?" Tiene miedo. Pero luego, con la decisión propia de los enamorados, exclama: "Corresponderé a tu amor en todos los pobres del mundo: esta será mi vocación, el objetivo de mi vida!"
El 21 de junio de 1952 llueve en Calcuta; más bien, diluvia. Como cada mañana, Madre Teresa toma el tranvía hacia los barrios más pobres. Va mirando fuera desde la ventanilla, cuando ve una persona tendida en la calle. La gente pasa cerca sin hacerle caso. Todos tienen demasiada prisa para darse cuenta de que aquel bulto es un ser humano. Madre Teresa se baja en la primera parada y, corriendo bajo la lluvia, se dirige hacia aquel punto. Se trata de una mujer extendida bajo un árbol y completamente empapada de agua. Tiene el cuerpo roído por los ratones y está agonizante. Madre Teresa la toma en sus brazos y corre hacia el hospital más cercano.
"¡Por favor, ayúdenme! - grita suplicando -. Esta mujer se está muriendo en la calle; necesita atención médica urgente". "Lo siento, Hermana -le contesta el enfermero en la puerta del hospital-. Son miles los que están en las mismas condiciones. ¡No hay hospitales suficientes en Calcuta para atenderlos a todos…" "Pero, ¡por favor! ¡Si no me ayudan, morirá!…" "¡Lo siento, Hermana! Llévese de aquí a esa mujer: está obstruyendo el paso. ¡En este centro acogemos sólo a personas que tienen la posibilidad de ser curadas, y esa señora está más muerta que viva.... Uhm! ¡Ya apesta! ¡Lárguese de una vez!…"
A Madre Teresa le cuesta creer lo que está oyendo. Con la mujer en sus brazos, sale bajo la tormenta y se encamina de nuevo hacia otro hospital. Pero la escena se repite. Y cuando se encuentra de nuevo en la calle, se da cuenta que la mujer que lleva en brazos, está muerta.
¡Con este drama se desencadena la grande y loca "aventura de la caridad" de la Madre Teresa de Calcuta!

¿Por qué, como ella, no hacemos algo más también nosotros?

Es conocida la admiración que Juan Pablo II sintió ante la figura y la obra de la Madre Teresa de Calcuta. El Papa siempre destacó el testimonio de la entrega a los más necesitados de la fundadora de las Misioneras de la Caridad, como muestran estas palabras del Papa en el primer aniversario de la muerte de la Madre Teresa:
"Hace exactamente un año, la tarde del 5 de septiembre, moría en Calcuta la madre Teresa. Su recuerdo sigue vivo en el corazón de cada uno de nosotros, en toda la Iglesia y en el mundo entero. Esta pequeña mujer, de familia humilde, realizó una obra admirable con la fuerza de la fe en Dios y del amor al prójimo" (1998).
En 1986 la Madre Teresa recibió la visita de Juan Pablo II en la Nirmal Hidray o Casa del Corazón Puro, fundada por ella y más conocida en Calcuta como la Casa del Moribundo. El siguiente vídeo es un recuerdo valioso de áquel momento histórico:

sábado, 23 de junio de 2012

Homilía fiesta de San Juan Bautista (ciclo B)


Estaba yo en el vientre, y el Señor me llamó;
en las entrañas maternas, y pronunció mi nombre

Hoy celebramos la fiesta del nacimiento de Juan Bautista. En la Iglesia solo hay tres nacimientos que celebramos, el de Jesús, el de María y el de Juan Bautista, o sea, esto nos indica que la fiesta de hoy es importante.
He querido empezar con esa frase de la primera lectura porque Juan Bautista es un profeta, un enviado de Dios, que ya desde el seno materno fue elegido por Dios para su misión. Siempre que he pensado en Juan Bautista lo he relacionado con la alegría, después del anuncio del Ángel a María, cuando ella se va visitar a su prima Isabel, nos dice la Biblia, que Juan daba saltos de alegría, él y su madre, fueron los primeros en reconocer a Jesús, cuando Jesús se acerca a sus vida la primera actitud es la alegría, cuando Jesús se acerca a nuestras vidas, la alegría brota.
También nosotros como Juan fuimos elegidos desde nuestra concepción. No somos fruto del azar, de la casualidad, me gusta decir que nosotros creemos en caUsalidades, todo tiene su causa, Dios todo lo provee por y para nosotros. Esto o te lo crees o no, pero si te lo crees tiene unas implicaciones muy importantes. Nosotros por el bautismo fuimos consagrados profetas: sin miedo, hemos de poder mirar de cara a nuestros hermanos que están alejados de Dios y decirles: tu vida tiene sentido, no estás aquí de rebote, Dios tiene un proyecto para ti, te quiere hacer feliz.
Juan así lo hacía, mostraba con su forma de vida y a través de sus palabras a aquel que puede cambiar toda realidad. El Señor quiere que le manifestemos en nuestra conducta y en nuestras palabras allí donde se desenvuelve diariamente el trabajo, la familia, las amistades..., en el comercio, en la Universidad, en el colegio, allí donde estemos, aunque parezca que ese apostolado no es de mucho alcance. Es la misma misión de Juan la que el Señor nos encomienda ahora, en nuestros días: preparar los caminos, ser sus heraldos, los que le anuncian a otros corazones. Esto pide coherencia entre lo que decimos y hacemos, esta es la prueba de la convicción y de la validez de lo que proclamamos.
Queridos hermanos, cuando algunos judíos les dijeron a los seguidores de Juan que Jesús estaba reclutando más discípulos que él, ellos fueron a quejarse a Juan y él respondió: Oportet illum crescere, me auten minui, conviene que Él crezca y que yo disminuya. Esta es la tarea de nuestra vida: que Cristo llene nuestro vivir. Oportet illum crescere... Entonces nuestro gozo no tendrá límites. En la medida en que Cristo, por el conocimiento y el amor, penetre más y más en nuestras pobres vidas, nuestra alegría será incontenible.
Hoy es un día de fiesta, pero fiesta de verdad, el ritmo de vida, nos hacer pensar que fiesta significa no ir a trabajar, un día de vacación… pero fiesta es mucho más que un día no laborable. Hoy celebramos la alegría de Cristo, esta es nuestra fiesta, alegría que Juan invitaba a recibir. Sintámonos elegidos por Dios a ser destinatarios de esa júbilo, ¿sabéis que pasa cuándo se tiene alegría? Pues que brota y no se puede refrenar, se contagia, con este ánimo al salir de la iglesia sintámonos llamados a preparar el camino del Señor, a invitar, contagiar el gozo de Cristo.

martes, 19 de junio de 2012

La Iglesia en España ahorra al Estado más de mil millones en obras sociales


Fernando Giménez Barriocanal, responsable de asuntos económicos de la Conferencia Episcopal Española, presentó este viernes por la mañana la "Memoria Justificativa" que explica qué actividades realiza la Iglesia Católica o, más concretamente, la red de parroquias y diócesis en España y las entidades que en ellas se apoyan. 

Las cifras son rotundas: 45 millones de horas de trabajo pastoral y social. Más de 4,1 millones de personas atendidas en acción social a lo largo de 2010 -últimos datos ofrecidos por la Agencia Tributaria y sobre los que se elabora la Memoria Justificativa- en los 5.258 centros contabilizados. Y un tejido social que abarca a los 10 millones de españoles que van a misa regularmente. Fernando Giménez destacó que "no existe ningún evento que congregue a tanta gente en un sitio concreto, ni siquiera el fútbol". 
Más cifras: 349.820 bautizos, 280.654 comuniones, 100.006 confirmaciones, 74.289 bodas, 309.458 funerales...
Acción y oración, de la mano
El gerente de los obispos insistió en que la acción caritativa directa va ligada a la pastoral: Cáritas y Manos Unidas destinaron a nivel diocesano casi 300 millones de euros a la acción caritativa gracias al trabajo de los voluntarios y la infraestructura de las parroquias. 
"Y los voluntarios no nacen por generación espontánea, sino que realizan su labor porque ven en los más necesitados el rostro de Cristo", explicó Giménez Barriocanal.
En la Memoria Explicativa se calcula que "el coste de las actividades ofrecidas por la Iglesia, si hubieran de ser contratadas en mercado, supondría un importe de 1.971 millones de euros". El coste para la Iglesia es de 838 millones, con lo que el ahorro es de 1.133 millones. Cada euro del IRPF que se invierte en la Iglesia "rinde como 2,35 euros en servicio equivalente al Estado".
Los 259 millones que los ciudadanos entregaron a la Iglesia por la vía de la crucecita del IRPF de 2010 se repartió así: 
- 26,8 millones a la compensación por el IVA; 
- 9 millones a campañas de financiación y aportación a Cáritas Diocesanas; 
- otros 9,5 a un fondo de estabilización (sirve para compensar bajadas por la crisis); 
- 214,2 millones, al Fondo Común Interdiocesano (que supone sólo un 22% de la financiación total de las diócesis españolas).
Con ese dinero se paga al clero, se reparan edificios, se paga mantenimiento de locales, se hacen obras necesarias, gasolina para el transporte, etc... En obras de rehabilitación de templos e inversión en nuevas parroquias se han destinado 65 y 56 millones respectivamente.
Más crucecitas, aunque menos ingresos
Aunque ese año marcaron la equis 200.000 contribuyentes más, por efecto de la menor recaudación por la crisis se ingresó casi un millón de euros menos. 
El tejido social católico atiende a casi un millón y medio de niños matriculados en los centros católicos, casi 100.000 profesores en 2.600 centros. Los centros concertados ahorrarían 4.396 millones de euros a la Administración pública. 
Ese tejido es el que genera casi 14.000 misioneros españoles repartidos por el mundo. Y también atrae a 9,6 millones de viajeros que asistieron a algún acontecimiento religioso en España, empezando por su rica Semana Santa, o su Corpus, o sus romerías, o sus santuarios y centros de peregrinación. Giménez Barriocanal añadió que el patrimonio cultural (más de 40.000 entidades) "supone una fuente de riqueza y valor para toda la sociedad española", apuntó Giménez.

¿Cómo criar hijos delincuentes? Anuncio de la policía de Texas


viernes, 15 de junio de 2012

Historia real digna de ser leída y reflexionada


Hecho ocurrido en 1892, verdadero y parte de una biografía

Un señor de unos 70 años viajaba en el tren, teniendo a su lado a un joven universitario que leía su libro de Ciencias. El caballero, a su vez, leía un libro de portada negra. Fue cuando el joven percibió que se trataba de la Biblia y que estaba abierta en el Evangelio de Marcos.

Sin mucha ceremonia, el muchacho interrumpió la lectura del viejo y le preguntó:

 - Señor, ¿usted todavía cree en ese libro lleno de fábulas y cuentos? 
- Sí, mas no es un libro de cuentos, es la Palabra de Dios. ¿Estoy equivocado? 
- Pero claro que lo está. Creo que usted señor debería estudiar Historia Universal. Vería que  la Revolución Francesa, ocurrida hace más de 100 años, mostró la miopía de la religión.

Solamente personas sin cultura todavía creen que Dios hizo el mundo en 6 días. Usted señor debería conocer un poco más lo que nuestros Científicos dicen de todo eso.

- Y... ¿es eso mismo lo que nuestros científicos dicen sobre la Biblia? 
- Bien, como voy a bajar en la próxima estación, no tengo tiempo de explicarle, pero déjeme su tarjeta con su dirección para mandarle material científico por correo con la máxima urgencia.

El anciano entonces, con mucha paciencia, abrió cuidadosamente el bolsillo derecho de su bolso y le dio su tarjeta al muchacho. Cuando éste leyó lo que allí decía, salió cabizbajo, sintiéndose peor que una ameba. 

En la tarjeta decía:
Profesor Doctor Louis Pasteur 
Director General del Instituto de Investigaciones Científicas
Universidad Nacional de Francia

       "Un poco de Ciencia nos aparta de Dios. Mucha, nos aproxima" 
                            Dr. Louis Pasteur (1822-1895) 

jueves, 7 de junio de 2012

El credo

¿Cuándo recitas el Credo, lo haces realmente o estás siendo un robot? ¿Sabes lo que estás diciendo? ¿Hay alguna diferencia entre creer que hay un Dios y creer en Dios?

miércoles, 6 de junio de 2012

Curiosa historia real


Un hombre se sentó en una estación de metro en Washington DC y comenzó a tocar el violín, era una fría mañana de enero. Interpretó seis piezas de Bach durante unos 45 minutos. Durante ese tiempo, ya que era hora pico, se calcula que 1.100 personas pasaron por la estación, la mayoría de ellos en su camino al trabajo.

Tres minutos pasaron, y un hombre de mediana edad de dio cuenta de que había un músico tocando. Disminuyó el paso y se detuvo por unos segundos, y luego se apresuró a cumplir con su horario.

Un minuto más tarde, el violinista recibió su primer dólar de propina: una mujer arrojó el dinero en la caja y sin parar, y siguió caminando.
Unos minutos más tarde, alguien se apoyó contra la pared a escucharlo, pero el hombre miró su reloj y comenzó a caminar de nuevo. Es evidente que se le hizo tarde para el trabajo.

El que puso mayor atención fue un niño de 3 años. Su madre le apresuró, pero el chico se detuvo a mirar al violinista. Por último, la madre le empuja duro, y el niño siguió caminando, volviendo la cabeza todo el tiempo. Esta acción fue repetida por varios otros niños. Todos sus padres, sin excepción, los forzaron a seguir adelante.

En los 45 minutos que el músico tocó, sólo 6 personas se detuvieron y permanecieron por un tiempo. Alrededor del 20 le dieron dinero, pero siguió caminando a su ritmo normal. Se recaudó $ 32. Cuando terminó de tocar y el silencio se hizo cargo, nadie se dio cuenta. Nadie aplaudió, ni hubo ningún reconocimiento.

Nadie lo sabía, pero el violinista era Joshua Bell, uno de los músicos más talentosos del mundo. Él había interpretado sólo una de las piezas más complejas jamás escritas, en un violín por valor de 3,5 millones de dólares.

Dos días antes de su forma de tocar en el metro, Joshua Bell agotó en un teatro en Boston, donde los asientos tuvieron un promedio de $ 100.

Esta es una historia real. Joshua Bell tocando incógnito en la estación de metro fue organizada por el diario The Washington Post como parte de un experimento social sobre la percepción, el gusto y las prioridades de la gente. Las líneas generales fueron los siguientes: en un entorno común a una hora inapropiada: ¿Percibimos la belleza? ¿Nos detenemos a apreciarla? ¿Reconocemos el talento en un contexto inesperado?

Una de las posibles conclusiones de esta experiencia podrían ser:

Si no tenemos un momento para detenerse y escuchar a uno de los mejores músicos del mundo tocando la mejor música jamás escrita, ¿cuántas otras cosas nos estamos perdiendo?

domingo, 3 de junio de 2012

Homilía Santísima Trinidad – Ciclo B


        Seguramente todos conocéis la historia que cuenta que San Agustín paseaba por la playa mientras intentaba comprender el misterio de la Santísima Trinidad cuando se encontró a un niño que intentaba meter toda el agua de la mar en un agujerito que había hecho en la arena. Agustín le dijo que eso era imposible y el niño le respondió que todavía era más imposible comprender el misterio de Santísima Trinidad para una inteligencia humana.
Esta historia es bastante ilustrativa porque nos hace ver que el misterio de la Trinidad, es justamente eso, un misterio, y que intentar hablar de él no es nada fácil.
Pero… ¿por qué los cristianos creen en la Santísima Trinidad? ¿No es bastante difícil creer que Dios existe como para todavía añadir que también es «uno y trino»? ¡Los cristianos creemos que Dios es «uno y trino» porque creemos que Dios es amor!
Si Dios es amor, tiene que amar a alguien, no existe un “amor al vacío”, sin objeto. Pero... ¿a quién ama  Dios para ser definido como Amor? ¿A los hombres? Pero los hombres sólo existen desde hace tan sólo unos millones de años... ¿al cosmos? ¿al universo? Pero el universo sólo hace unos millones de años que existe... antes de todo esto... Dios existía, es eterno... ¿a quién amaba Dios? No podemos decir que se amaba a él mismo porque eso no sería amor, sería egoísmo o narcisismo. La respuesta cristiana es clara: Dios es amor porque desde la eternidad tiene dentro de si un hijo, el Verbo, a quien ama con un amor infinito, a este amor, lo denominamos Espíritu Santo. Uno que ama, es decir, el Amante, uno que es el Amado, y uno que es el Amor que los une en comunión.
En la primera lectura del Deuteronomio, hemos visto un Dios que se desvive por su pueblo, que a veces incluso se muestra celoso ante la indiferencia de sus elegidos, nos dice que Él es un Dios-para-nosotros, y que lo que quiere es que sigamos sus consejos para ser felices.
San Pablo, nos muestra otra característica, y para mí, la clave de nuestra alegría. Dios es un Dios-en-nosotros, que no sólo nos acompaña sino también que hace morada en nosotros. Nos dice que ya no tenemos un espíritu de esclavitud, ya no tenemos que estar a merced de los dioses, no hemos de tener miedo de sus caprichos, nosotros tenemos un espíritu de hijos, Dios es nuestro Padre, considerar esto nos tendría que llenar de alegría, que Dios sea muestro Padre implica muchas cosas… ¿qué Padre no escucha a su hijo? ¿Qué padre no socorre a su hijo cuando este le necesita? ¿Qué padre no mira más las virtudes que los defectos, pecados de su hijo? A veces nos olvidamos que pedimos perdón a Dios porque no correspondemos a su amor, pero este perdón no es más que una consecuencia del amor primero que Él nos tiene.
En el Evangelio se nos da una última característica de Dios: es un Dios-con-nosotros, acabamos de escuchar que Él está con nosotros hasta el fin del mundo. Nos ha enviado a hacer discípulos suyos, a veces un trabajo duro, trabajo de sembrar y no de recoger, nos podemos desanimar... pero ¡tranquilos!, no vamos por libres, ¡no somos francotiradores!, Él está con nosotros, y con Él toda la Iglesia.
Está claro que la Trinidad es un misterio, pero creo que no nos tenemos que quedar en una elucubración teológica, sino que lo importante de la Trinidad es vivirla. Aunque las Tres Divinas Personas sean inseparables, para una mejor comprensión, al Padre se le atribuye la Creación, así no nos resulta difícil reconocerlo en una puesta de sol, en un bello paisaje o al contemplar la naturaleza humana. Al Hijo, la redención, es por Él que somos hijos en el Hijo, sabemos que hay un Padre porque hay un Hijo. Y al Espíritu Santo se lo atribuye la obra de santificación. ¿Qué quiere decir eso de santificación? Cuentan que cuando Miguel Ángel esculpía al David, la escultura más perfecta del hombre, había un niño que lo observaba hacerlo, lo vio escoger la piedra y vio como la trabajaba. Cuando el artista hubo acabado, mostró la perfección de aquella figura, y el niño pidió a su padre: papá, ¿cómo sabía Miguel Ángel que dentro de aquella roca había este señor?, ¿cómo sabía que había el David? Así Dios Padre, cuando nos creó nos hizo su imagen y semejanza. La obra del Espíritu Santo en nuestra vida es esta, ir esculpiendo la roca que somos y sacando así todo aquello que nos separa de ser cómo Dios y haciendo que sobresalga todo lo bueno que tenemos. Nuestro trabajo consiste al dejarnos trabajar por el Espíritu.
Es curioso como a veces damos muchas cosas por supuestas, si nos preguntan por la calle en qué Dios creemos nos ponen en un compromiso pues no sabemos que tenemos que responder. Ayer leía un artículo que decía que cada cinco minutos muere un cristiano por el hecho de ser cristiano, por el hecho de decir yo creo en Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo. Gracias a Dios en España no nos toca vivir este tipo de persecución religiosa, pero esto no nos puede acomodar, no nos puede hacer caer en un aburguesamiento dónde todo está permitido, donde todo vale, tenemos que estar preparados para la cultura en la que vivimos, tenemos que dar razones de nuestra fe, tenemos que saber responder cuando nos pregunten qué decir que Dios es Padre, o que es Espíritu Santo, tenemos que tener un mejor manejo de la Biblia, somos capaces de leernos en un par días un libro, y puede pasar un mes o dos sin abrir ni por casualidad el Nuevo Testamento para leer un capítulo. Hermanos tenemos que cuidar el regalo que Dios nos hace, Dios en el bautismo nos ha colmado de dones, hemos ser responsables, responder a la oferta que se nos hace, tenemos que dar fruto. Es verdad que Dios es capaz de hacer cosas imposibles, pero no le damos tanto de trabajo, esforcémonos en profundizar nuestra relación con Él.
Por lo tanto, ánimo, coraje, no estamos solos, ante las dificultades, adversidades, problemas... aunque sean muy grandes, tenemos que saber que más grandes es nuestro Dios. Hagamos que nuestra vida sea toda llena de sentido y sea toda ella para dar gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, como era al principio ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amén.