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"Si sé que existe Dios, la vida se ve de un modo. Si no lo sé, veo el mundo de otro, y lo cierto es que son dos formas de ver la vida que me obligan a situarme. Las consecuencias de ambas dos son tan grandes, que no puede ser que este problema me deje indiferente" Pablo Domínguez

domingo, 13 de mayo de 2012

Testimonio Vocacional 2010


Si nos llegamos a creer que Dios existe no creo que podamos entenderlo como alguien separado de nosotros, como alguien ajeno, ni tampoco como alguien que está en el cielo mirándonos como quien va y se sienta en una butaca de teatro. Digo esto porque para un cristiano es Jesús quien nos acerca a este Dios incomprensible, es Él quien nos muestra con claridad quien es este Dios-Amor en quien creemos.

Ahora bien, aterricemos, cuando el amor se derrama es imposible que no moje. La palabra vocación viene del vocablo latino “vocare” que significa llamada. Cuando decimos que hay una llamada indirectamente estamos diciendo que alguien está llamando, no puede haber una llamada sin alguien que llame.

Yo creo que todos tenemos la misma llamada, la misma vocación, tanto creyentes como no creyentes. Todos nos sentimos llamados a “ser felices”. Cuando la persona toma conciencia de que está mojado por el amor de Dios, cuando la persona escucha y se siente invadida por esta paz que brota de Dios, cuando logra entender que esa “llamada” a ser feliz no se la ha sacado de su propia manga, sino que es el mismo Dios el único interesado en “mi” propia felicidad, puede decir “Señor aquí me tienes, hazme feliz, te digo SI a lo que pidas, te digo SI al proyecto que para mí tu has ideado. Te digo SI como Maria y me abandono a tus manos.

Antes de entrar en el seminario MI proyecto era estudiar ciencias políticas, era lo que me hacía ilusión, era lo que me gustaba, pero pronto, con la ayuda de aquellos “angelitos” que Dios te envía para decirte que no estás solo, descubrí que la pregunta no debía ser ¿Qué me gustaría ser de mayor? la pregunta debía ser: Señor ¿Qué quieres que haga?

Cuando tenía 15 años, mis padres decidieron que por el bien mío y el de mis hermanos  debíamos emigrar de Argentina a España. Esto para mí, y aunque en un principio no tenía conciencia, fue muy duro. No lograba adaptarme, me gustaba estudiar pero no entendía los libros, tenía amigos pero ellos estaban en Argentina, tenía familia pero la tenía lejos de mí, o la que tenía cerca estaba tan descolocada como yo. Fue cuando más perdido estaba cuando me encontré con uno de aquellos ángeles del principio, un sacerdote. En mi casa nunca han sido muy creyentes, practicantes ni hablar y de la iglesia solo había escuchado hablar mal. Este sacerdote me invito a participar de un campamento de verano, yo en ese momento le dije “ah, bueno, sí”... Ojalá te olvides...

Llegó el día del campamento y otra vez culpa de mi timidez tuve que decir “si, iré”. Menos mal que soy tímido, de no haberlo sido, es posible que hoy estubiese aquí, aquellas ganas por no ir se convirtieron para mí en unas ganas de estar y vivir con Jesús que duran hasta hoy. Así empezó mi vivencia cristiana.

Dicen que Dios habla en un lenguaje torcido, en un lenguaje que nosotros no podemos entender, y ya lo creo, quien me diría a mi, que Dios sirviéndose de lo que es para mi un defecto como es la timidez, hubiera encontrado la oportunidad para hablarme, para llamarme, para amarme.

Yo creo en las mediaciones, creo que toda mi vida, desde que estaba en mi madre hasta hoy aquí, es el camino por el que Dios me conduce. Es Éste padre de la parábola del Hijo Pródigo el que me ha cogido la mano y me lleva hacia Él. Haga lo que haga, estando mi vida dentro o fuera del seminario, Dios me lleva hacia Él.

Creo que de esto se trata la vocación, de dejarse llevar por Jesús.

Yo no me creo que Dios solo quiera a 4 o 5 personas para extender su amor. Dios llama, no se ha parado de llamar, ahora está llamando, lo que pasa es que no le escuchamos o no le queremos escuchar, no tengáis miedo.

¿La fe es un mito? ¿Porqué existe el mal?


Alemania. Siglo XX.

Cierto día, un profesor universitario formuló la siguiente pregunta a sus alumnos, con la intención de ponerlos a prueba:
–¿Dios  creó todo lo que existe?
–Sí – contesto un estudiante.
–¿Dios creo todo? – volvió a preguntarle el profesor.
–Sí, señor – respondió nuevamente el joven
El catedrático dijo entonces:
–Si Dios creó todo, entonces Dios hizo el mal, pues el mal existe; y si las obras son un reflejo de quien las hace, entonces Dios es malo.
El estudiante se quedó callado ante esta respuesta, mientras el profesor se jactaba de haber probado una vez más que la fe cristiana era un mito.
Pero por ahí otro estudiante levantó la mano y, muy atento, dijo:
–¿Puedo hacer una pregunta, profesor?
–Por supuesto –respondió el maestro.
El joven se puso de pie e interrogó.
–¿Cree usted que existe el frío?
–¿Qué pregunta es esa? –Replicó el maestro–. Por supuesto que existe. ¿Acaso usted no ha tenido frío?
El muchacho siguió:
–De hecho, señor, el frío no existe. Según las leyes de la Física, lo que consideramos frío es, en realidad, la ausencia de calor, lo que consideramos frío es, en realidad, la ausencia de calor. Todo cuerpo u objeto es susceptible de estudio cuando tiene o transmite energía, y el calor es lo que hace que dicho cuerpo tenga o transmite energía, y el calor es lo que hace que dicho cuerpo tenga o transmita energía. El cero absoluto es la ausencia total y absoluta de calor. Todos los cuerpos se vuelven inertes, pero el frío en realidad no existe. Hemos creado este término para describir cómo nos sentimos si no tenemos calor.
Luego el estudiante continuó:
–¿Y existe la oscuridad?
El profesor respondió muy convencido:
–Por supuesto.
Pero el estudiante afirmó:
–Pienso que la oscuridad tampoco existe. En realidad, la oscuridad es la ausencia de luz. Se puede estudiar la luz, pero no la oscuridad. Incluso existe un prisma para descomponer la luz blanca, en los diversos colores que la componen, con sus diferentes longitudes de onda. En cambio, con la oscuridad no. Un simple rayo de luz vence las tinieblas e ilumina la superficie donde las tinieblas e ilumina la superficie donde termina un haz de luz. ¿Cómo puede saber lo oscuro que está un espacio determinado? De acuerdo con la cantidad de luz presente en ese espacio. La oscuridad es un término que el hombre emplea para describir lo que sucede cuando no hay luz.
Finalmente, el joven pregunto al profesor:
–¿Existe el mal?
–Por supuesto que existe, como lo mencioné al principio. Vemos que hay violaciones, crímenes y violencia en todo el mundo, estas cosas son manifestaciones del mal –explico el maestro.
Pero el estudiante le respondió:
–El mal no existe por sí mismo. El mal es simplemente la ausencia del bien y es, al igual que los casos anteriores, un término que el hombre ha creado para describir esa ausencia. Dios no creó el mal. No es como la fe o el amor, que existen como existe el calor y la luz. El mal es el resultado de que la humanidad no tenga a Dios presente en sus corazones. Es lo mismo que ocurre con el frío cuando no hay calor, o con la oscuridad cuando no hay luz.





Entonces el profesor se quedó callado ante los argumentos de aquel joven llamado Albert Einstein.

Un relato Impactannte

Un día, cuando era estudiante de secundaria, vi a un compañero de mi clase caminando de regreso a su casa. Se llamaba Kyle. Iba cargando todos sus libros y pensé: "¿Por que se estará  llevando a su casa todos los libros el viernes? Debe ser un  “empollón". Yo ya tenía planes para todo el fin de semana.
            Fiestas y un partido de fútbol con mis amigos el sábado por la tarde, así que me encogí de hombros y seguí mi camino.
Mientras caminaba, vi a un montón de chicos corriendo hacia él. Cuando lo alcanzaron le tiraron todos sus libros y le hicieron una zancadilla que lo tiró al suelo.
Vi que sus gafas volaron y cayeron al suelo como a tres metros de él. Miró hacia arriba y pude ver una tremenda tristeza en sus ojos. Mi corazón se estremeció, así que corrí hacia él  mientras gateaba buscando sus gafas. Vi lágrimas en sus ojos.
            Le acerqué a sus manos sus gafas y le dije, "esos chicos son unos tarados, no deberían hacer esto". Me miró y me dijo:

- "¡gracias!". Había una gran sonrisa en su cara; una de esas sonrisas que mostraban verdadera gratitud.

Le ayudé con sus libros. Vivía cerca de mi casa. Le pregunté por qué no lo había visto antes y me contó que se acababa de cambiar de una escuela privada. Yo nunca había conocido a  alguien que fuera a una escuela privada.
Caminamos hasta casa. Le ayudé con sus libros; parecía un buen chico. Le pregunté si quería jugar al fútbol el sábado conmigo y mis amigos, y aceptó. Estuvimos juntos todo el fin de semana. Mientras más conocía a Kyle, mejor nos caía, tanto a mí como a mis amigos. Llegó el lunes por la mañana y ahí estaba Kyle con aquella enorme pila de libros de nuevo. Me paré y le dije:

- "Hola, vas a sacar buenos músculos si cargas todos esos libros todos los días". Se rió y me dio la mitad para que le ayudara.

Durante los siguientes cuatro años nos convertimos en los mejores amigos. Cuando ya estábamos por terminar la secundaria, Kyle decidió ir a la Universidad de Georgetown y yo a la de Duke. Sabía que siempre seríamos amigos, que la distancia no sería un problema. Él estudiaría medicina y yo administración, con una beca de fútbol.
Llegó el gran día de la Graduación. Él preparó el discurso. Yo estaba feliz de no ser el que tenía que hablar. Kyle se veía realmente bien. Era uno de esas personas que se había encontrado a sí mismo durante la secundaria, había mejorado en todos los aspectos, se veía bien con sus gafas. Tenía más citas con chicas que yo y todas lo adoraban. ¡Caramba! Algunas veces hasta me sentía celoso... Hoy era uno de esos días. Pude ver que él estaba nervioso por el discurso, así que le di una  palmadita en la espalda y le dije:

- "Vas a estar genial, amigo". Me miró con una de esas miradas (realmente de agradecimiento) y me sonrió:

-"Gracias", me dijo.
 
Limpió su garganta y comenzó su discurso:

"La Graduación es un buen momento para dar gracias a todos aquéllos que nos han  ayudado a través de estos años difíciles: tus padres, tus maestros, tus hermanos, quizá algún entrenador... pero principalmente a tus amigos. Yo estoy aquí para decirles que ser amigo de alguien es el mejor regalo que podemos dar y recibir y, a este propósito, les voy a contar una historia".

Yo miraba a mi amigo incrédulo cuando comenzó a contar la historia del primer día que nos conocimos. Aquel fin de semana él tenía planeado suicidarse. Habló de cómo limpió su armario y por qué llevaba todos sus libros con él: para que su madre no tuviera que ir después a recogerlos a la escuela. Me miraba fijamente y me sonreía.

-  "Afortunadamente fui salvado. Mi amigo me salvó de hacer algo irremediable".

Yo escuchaba con asombro como este apuesto y popular chico  contaba a todos ese momento de debilidad. Sus padres también me miraban y me sonreían con esa misma sonrisa de gratitud. En ese momento me di cuenta de lo profundo de sus palabras:

"Nunca subestimes el poder de tus acciones: con un pequeño gesto, puedes cambiar la vida de otra persona, para bien o para mal. Dios nos pone a cada uno frente a la vida de otros para impactarlos de alguna manera"

Los tres leones

En la selva vivían 3 leones. Un día el mono, el representante electo por los animales, convocó a una reunión para pedirles una toma de decisión:
Todos nosotros sabemos que el león es el rey de los animales, pero para una gran duda en la selva: existen 3 leones y los 3 son muy fuertes.
¿A cuál de ellos debemos rendir obediencia?
¿Cuál de ellos deberá ser nuestro Rey?
Los leones, supieron de la reunión y comentaron entre sí:
¡Es verdad! La preocupación de los animales tiene mucho sentido. Una selva no puede tener 3 reyes.
Uno de ellos dijo:
¡Luchar entre nosotros no queremos ya que somos muy amigos...!
Necesitamos saber cuál será el elegido, pero....
¿Cómo lo descubrimos?
Otra vez los animales se reunieron y después de mucho deliberar, llegaron a una decisión y se la comunicaron a los 3 leones:
Encontramos una solución muy simple para el problema y decidimos que  vosotros 3 vais a escalar la Montaña Difícil.
El que llegue primero a la cima ¡Será consagrado nuestro Rey!.
La Montaña Difícil era la más alta de toda la selva. El desafío fue aceptado y todos los animales se reunieron para asistir la gran escalada.
El primer león intentó escalar y no pudo llegar. El segundo empezó con toda su voluntad, pero, también fue derrotado. El tercer león tampoco lo pudo conseguir y bajó derrotado.
Los animales estaban impacientes y curiosos; si los 3 fueron derrotados, ¿Cómo elegirían un rey?
En este momento, un águila, grande en edad y en sabiduría, pidió la palabra: ¡Yo sé quién debe ser el rey!
Todos los animales guardaron silencio y le miraron con gran expectativa. ¿Cómo? Preguntaron todos.
Es simple... dijo el águila. Yo estaba volando muy cerca de ellos y cuando volvían derrotados en su escalada por la Montaña Difícil. Escuché lo que cada uno dijo a la Montaña.
El primer león dijo: - ¡Montaña, me has vencido!
El Segundo león dijo: - ¡Montaña, me has vencido!
El tercer león dijo: - ¡Montaña, me has vencido, por ahora!  Porque ya llegaste a tu tamaño final y yo todavía estoy creciendo.
La diferencia, completó el águila, es que el tercer león tuvo una actitud de vencedor cuando sintió la derrota en aquel momento.
Pero  no desistió y quien piensa así, su persona es más grande que su problema:
¡Él es el rey de sí mismo, está preparado para ser rey de los demás!
Los animales aplaudieron entusiasmados, al tercer león que fue coronado “El Rey de los animales”.

Moraleja:
No tiene mucha importancia el tamaño de las dificultades o problemas que tengas. Tus problemas, por lo menos en la mayor parte de las veces, ya llegaron al nivel máximo, pero no tú.
Tú todavía estás creciendo y eres más grande que todos tus problemas juntos. Todavía no llegaste al límite de tu potencial y de tu excelencia.
“La Montaña de las Dificultades” tiene un tamaño fijo, limitado.
 
¡TU TODAVÍA ESTAS CRECIENDO!

"NO LE DIGAS A DIOS QUE TIENES UN GRAN PROBLEMA, DILE AL PROBLEMA,  QUE TIENES UN GRAN DIOS".