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"Si sé que existe Dios, la vida se ve de un modo. Si no lo sé, veo el mundo de otro, y lo cierto es que son dos formas de ver la vida que me obligan a situarme. Las consecuencias de ambas dos son tan grandes, que no puede ser que este problema me deje indiferente" Pablo Domínguez

domingo, 13 de mayo de 2012

¿La fe es un mito? ¿Porqué existe el mal?


Alemania. Siglo XX.

Cierto día, un profesor universitario formuló la siguiente pregunta a sus alumnos, con la intención de ponerlos a prueba:
–¿Dios  creó todo lo que existe?
–Sí – contesto un estudiante.
–¿Dios creo todo? – volvió a preguntarle el profesor.
–Sí, señor – respondió nuevamente el joven
El catedrático dijo entonces:
–Si Dios creó todo, entonces Dios hizo el mal, pues el mal existe; y si las obras son un reflejo de quien las hace, entonces Dios es malo.
El estudiante se quedó callado ante esta respuesta, mientras el profesor se jactaba de haber probado una vez más que la fe cristiana era un mito.
Pero por ahí otro estudiante levantó la mano y, muy atento, dijo:
–¿Puedo hacer una pregunta, profesor?
–Por supuesto –respondió el maestro.
El joven se puso de pie e interrogó.
–¿Cree usted que existe el frío?
–¿Qué pregunta es esa? –Replicó el maestro–. Por supuesto que existe. ¿Acaso usted no ha tenido frío?
El muchacho siguió:
–De hecho, señor, el frío no existe. Según las leyes de la Física, lo que consideramos frío es, en realidad, la ausencia de calor, lo que consideramos frío es, en realidad, la ausencia de calor. Todo cuerpo u objeto es susceptible de estudio cuando tiene o transmite energía, y el calor es lo que hace que dicho cuerpo tenga o transmite energía, y el calor es lo que hace que dicho cuerpo tenga o transmita energía. El cero absoluto es la ausencia total y absoluta de calor. Todos los cuerpos se vuelven inertes, pero el frío en realidad no existe. Hemos creado este término para describir cómo nos sentimos si no tenemos calor.
Luego el estudiante continuó:
–¿Y existe la oscuridad?
El profesor respondió muy convencido:
–Por supuesto.
Pero el estudiante afirmó:
–Pienso que la oscuridad tampoco existe. En realidad, la oscuridad es la ausencia de luz. Se puede estudiar la luz, pero no la oscuridad. Incluso existe un prisma para descomponer la luz blanca, en los diversos colores que la componen, con sus diferentes longitudes de onda. En cambio, con la oscuridad no. Un simple rayo de luz vence las tinieblas e ilumina la superficie donde las tinieblas e ilumina la superficie donde termina un haz de luz. ¿Cómo puede saber lo oscuro que está un espacio determinado? De acuerdo con la cantidad de luz presente en ese espacio. La oscuridad es un término que el hombre emplea para describir lo que sucede cuando no hay luz.
Finalmente, el joven pregunto al profesor:
–¿Existe el mal?
–Por supuesto que existe, como lo mencioné al principio. Vemos que hay violaciones, crímenes y violencia en todo el mundo, estas cosas son manifestaciones del mal –explico el maestro.
Pero el estudiante le respondió:
–El mal no existe por sí mismo. El mal es simplemente la ausencia del bien y es, al igual que los casos anteriores, un término que el hombre ha creado para describir esa ausencia. Dios no creó el mal. No es como la fe o el amor, que existen como existe el calor y la luz. El mal es el resultado de que la humanidad no tenga a Dios presente en sus corazones. Es lo mismo que ocurre con el frío cuando no hay calor, o con la oscuridad cuando no hay luz.





Entonces el profesor se quedó callado ante los argumentos de aquel joven llamado Albert Einstein.

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