Celebramos hoy la gran fiesta de Santo
Domingo de Guzmán, hombre que vivió hace ocho siglos y que fundó la Orden de
los Predicadores, los Dominicos. Nació en el año 1171 en Caleruela, Toledo, en
la diócesis de Osma y fue educado en la fe cristiana por su madre, Juana de Aza.
A los 14 años fue a casa de su tío en Palencia y allí estudiaba y trabajaba.
Disfrutaba leyendo libros religiosos y ayudando a los más pobres. Defendió
enérgicamente la fe católica ante los errores albigenses y en 1216 el papa
Honorio III aprobó su fundación. Murió a Bolonia el 6 de agosto de 1224.
Siempre me han contado que en catequesis
antiguamente se daba a los niños a leer la vida de los santos, allí aprendían
que es lo que aquellas personas como nosotros habían hecho para alcanzar la
santidad, y cómo ese camino lo podíamos seguir nosotros. Cuando me dijeron que
hiciera la homilía de hoy me alegré pero pensé qué podía decir yo de este señor
del siglo XII y relacionarlo con nuestro tiempo, y estos días leyendo la vida
de santo Domingo me ha llamado especialmente la atención cinco aspectos de su
vida que tienen especialmente actualidad para nosotros y que me gustaría
compartir.
1.
Santo Domingo quedó marcado para siempre por la decisiva influencia de
una familia creyente. Su madre, que es
considerada beata, le enseñó a Domingo a valorar y a vivir la vida de fe como
un auténtico regalo de Dios. Esto tiene gran actualidad para nosotros, si a un
niño en la familia no se le habla de Dios, ¿quién le hablará? He escuchado
muchas veces aquello de “que elija el
niño cuando sea mayor”, eso no es cierto, la familia tiene la misión de
educar al niño, los padres es verdad que no son manipuladores pero si son guías
para el niño, hablar de Dios y llevar el niño a Dios no es manipularle, ser
católico o no, no es una cuestión de creencia, llevarlo a la Iglesia no es como
apuntarlo a un partido político o a un equipo de fútbol, profesar una religión
es mucho más que una creencia, es una actitud ante la vida. Si existe Dios la
vida se ve de una manera, si no existe se ve de otra, pero tanto una manera
como otra nos obligan a situarnos y las consecuencias de las dos son tan
grandes que es una cuestión que no nos puede dejar indiferentes. Por esto me
gustaría agradecer y animar a tantas abuelas y abuelos que así como pueden se
han convertido en los catequistas de sus nietos, Domingo fue un misionero nato,
hoy vosotros lo sois, poco a poco, sin grandes métodos con el ejemplo vais
poniendo la semilla de Dios en sus corazones. Hemos de cuidar las pequeñeces… bendecir la mesa, rezar por
los seres queridos, tener una imagen de Jesús en la casa…
2.
El segundo aspecto de la vida de Domingo que me gustaría destacar es
su amor por los pobres y necesitados. Cuentan que una vez vendió hasta los
libros para dar de comer a los pobres. Domingo fue un pobre entre los pobres,
esto tampoco nos deja indiferentes, nos hemos acostumbrado demasiado a ver las
necesidades de nuestros hermanos, es curioso cómo somos capaces de estar
comiendo mientras en el telediario vemos a gente muriendo de hambre, bueno, eso
es un decir, porque ya ni siquiera nos lo muestran, hace unos meses nos
hablaban de la hambruna en Somalia… ¿alguien sabe algo de ellos? Parece que ya
no hay hambre por allí, al menos en las noticias no sale… tampoco sale en el
telediario como Caritas aquí mismo en Inca ha doblado su ayuda a las familias
necesitadas y cada día se ve desbordada… que la crisis económica que vivimos
nos ayude no a centrarnos más en nosotros y en lo que nos falta sino en mirar a
nuestro alrededor y ver que hay hermanos nuestros que necesitan, por justicia,
de nuestra ayuda.
3.
Como tercer aspecto de Domingo, una máxima que dejó a sus discípulos: primero contemplar después enseñar.
Nadie puede dar algo que no tiene, nuestro santo aconsejaba primero contemplar
a Dios, meditar las enseñanzas de Jesucristo, leer la Biblia… y después salir
al mundo entero a proclamar la Palabra. Hoy a nosotros nos pasa que tenemos
tantas cosas que hacer que no encontramos tiempo para simplemente sentarnos sin hacer nada delante del Sagrario, o
leer un capítulo de la Biblia sin tener el televisor o la radio encendida, o ir
a visitar a un enfermo o anciano sin estar mirando todo rato el reloj porque…
tenemos muchas cosas que hacer. Como hemos dicho Domingo era misionero, hoy a
nosotros el papa nos invita a re-evangelizar el mundo, y la sociedad cada vez
más formada, nos pide razones de nuestra fe; la ignorancia, a veces sin mala
intención, lleva a grandes errores no solo a no-creyentes sino también muchos
católicos de misa dominical, esto nos urge a formarnos cada vez más, a conocer
más nuestra fe, a contemplar primero y después enseñar.
4.
En la entrada del templo tenemos la Capilla del Rosario, algo muy
dominico, ya que si bien Domingo no fue el fundador del Rosario sí que fue
quien extendió su devoción. Muchos santos y santas han visto en el Rosario el arma poderosa, los papas aconsejan esta
devoción enérgicamente, ¿por qué será? Nació como el rezo de la gente sencilla
que no se sabía leer los salmos de la misa y menos entendía el latín, hoy sigue
siendo el rezo de todos nosotros que pedimos a María que interceda por nuestras
necesidades… hemos hablado del poco tiempo
que tenemos… pues yo lo he calculado, más o menos 20 minutos se tarda en rezar
el Rosario, es una cosa típicamente católica, es una devoción, es decir, un
acto de amor que hacemos a Jesús a través de María. Esforcémonos por rezar cada
día un poco más.
5.
Finalmente el último aspecto que me gustaría destacar de muchísimos de
la vida de Santo Domingo es su alegría.
Siempre he dicho que cuando yo tenía 17 años y me hice cristiano fue
básicamente por la alegría que vi en ellos. Cuentan que cuando alguien se
cruzaba con Domingo de Guzmán se quedaba prendado de su rostro alegre y siempre
tenía palabras edificantes que hacían amar más a Dios. Hermanos que nunca nos
falte la Alegría, una Alegría que no es pasajera, que no nos la da el mundo, el
tener, el triunfar… nos la da Dios, por eso esta Alegría no se acaba ni nadie
nos la puede quitar.
Celebremos
hoy esta fiesta con el gozo de Cristo resucitado que enamoró a aquel chico
aristócrata, Domingo, desde su seno familiar, le hizo pobre entre los pobres,
misionero alegre que llegó a Cristo a través de su madre, María, esforcémonos
en imitarle, en seguir su ejemplo de vida. Así sea.