La etimología del término eugenesia hace referencia al “buen nacimiento”. Se trata de la disciplina que busca aplicar las leyes biológicas de la herencia para perfeccionar la especie humana.
La eugenesia supone una intervención en los rasgos hereditarios para ayudar al
nacimiento de personas más sanas y con mayor inteligencia.
Los defensores de la eugenesia aseguran
que esta práctica alivia el sufrimiento (al evitar que nazcan personas con
malformaciones o graves enfermedades, por ejemplo) y permite que la sociedad ahorre recursos. Sus detractores, en cambio,
consideran que la eugenesia es contraria a la ética y
creen que la manipulación de estas leyes biológicas es inmoral.
La selección artificial, el diagnóstico
prenatal, la ingeniería genética y el
control de natalidad son mecanismos propios de la eugenesia. A lo largo de
la historia, esta práctica ha sido utilizada como justificativo
para practicar la discriminación, obligar la esterilización de grupos sociales
y hasta exterminar a las razas o etnias consideradas como inferiores.
Eugenesia y xenofobia
La eugenesia supo gozar de prestigio
social y fue apoyada por personalidades como Winston
Churchill y Alexander
Graham Bell. Sin embargo, a partir de su vinculación
con las políticas raciales impulsadas por el régimen nazi en Alemania, esta disciplina comenzó a ser condenada.
Los nazis incluyeron en su retórica el
concepto de “vida indigna de ser vivida” para
impulsar la eugenesia en los grupos sociales que consideraban “desviados” (discapacitados físicos y mentales,
homosexuales) y “conflictivos” (judíos,
gitanos, comunistas). El argumento llevó a que los científicos alemanes
realizaran experimentos genéticos con los
seres humanos.
Sin embargo, no fueron los alemanes los
únicos en apoyar la eugenesia, en países como Suecia y Estados Unidos, también
se realizaron programas de eugenesia que
tenían por objetivo de proponer un pueblo uniforme, de rasgos definidos y “pura
sangre”. Para este efecto se realizaron programas de esterilización para
asegurarse la reproducción de aquellos individuos que contaran con la dotación
física e intelectual esperada. Muchas víctimas sufrieron estas medidas, en su
mayoría eran alcohólicos, epilépticos, ciegos o sordos o mujeres consideradas
promiscuas o criminales. Los etiquetaban como
débiles mentales y aseguraban que era la mejor forma de asegurar el porvenir de
las sociedades. Además proponían que la esterilización era la mejor solución a
la pobreza.
En Estados Unidos hubo un caso que
conmovió a todo el pueblo. En 1924 Carrie Buck, una huérfana que vivía en una
casa de adopción, fue violada por el sobrino de sus padres adoptivos; al poco
tiempo supo que estaba embarazada. Tenía 17 años y era una chica como cualquier
otra; sus padres adoptivos la ingresaron en un hospital
para epilépticos y enfermos mentales para evitar que su
situación mansillara el apellido de la familia. Carrie fue condenada a la estirilización;
pero no cedió fácilmente. Recurrió a la Corte Suprema de Justicia en el que se
enfrentó al entonces director de ese hospital. Perdió y en 1927 fue
estirilizada. Uno de los argumentos del jurado fue “Tres generaciones de imbéciles son suficientes” (intentaban
expresar que el gen Buck era deficiente).
Ésta es solamente una de las miles de
historias que existen en torno a la eugenesia. Se sabe que la principal razón que llevó a los gobiernos a apostar por este
tipo de programas fue el racismo, sexismo y xenofobia; es decir, la consideración de la superioridad de una
raza sobre otra. Basta con recurrir a las estadísticas para comprobarlo.
En Escandinavia se esterilizaron a unas
63.000 personas entre los años 1934 y 1975; de las cuales el 90% eran mujeres a las que se consideraba
“ineptas” para reproducirse. Del mismo modo en Estados Unidos las personas
esterilizadas a la fuerza entre los años 1907 y 1960 eran en su mayoría afroamericanas, por lo que se puede leer
claramente que la ejecución de estos programas se debió ligada a cuestiones racistas.
Fuente: Definición.de
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