¡Jesucristo Rey! Su trono una cruz, su corona
real… es una de espinas, su corte, dos ladrones, su gran carruaje fue un
burrito, su vestido… en la cruz iba desnudo. Viendo a alguien así… poca gente
se puede imaginar que este pueda ser nuestro Rey, pero… lo es, qué distinto es
nuestro Rey a los reyes de la tierra, la lógica de Dios es muy distinta a la
nuestra.
El sufrimiento es algo, me atrevo a decir,
connatural al hombre. Todas las religiones intentar dar un sentido al
sufrimiento y tomar una decisión ante él. Los budistas, por ejemplo, intentan
toda su vida eliminar el dolor, su cielo,
el nirvana, el no va más… es la
eliminación total del dolor… otras religiones hablan del sufrimiento como algo
que hicimos mal en otra vida y ahora lo pagamos… el karma, imaginaos… un dios tan macabro que si lo haces mal te
castiga hasta que, o lo haces bien o te conviertes en un perro por mala gente…
Qué distinto es todo cuando se es cristiano porque… Jesús no nos dice que
eliminemos el sufrimiento, que lo apartemos de nosotros, que lo saquemos de
nuestras vidas… Jesús nos dice: Asume el dolor, ¡abraza la cruz! Acepta el
dolor. Nada aparentemente nos hace distintos a las otras religiones, lo que
cambia es la forma de ver a la vida, de situarse ante la realidad. Cuando uno
mira al mundo desde Dios, descubre el sufrimiento, la desesperación, el
desánimo, la tristeza, la cruz… y mirando a nuestro Dios, que está en la Cruz
nos dice… abraza la Cruz, el sufrimiento… también tiene sentido, y no seas tan
soberbio de pensar que tu cruz es muy grande, y que tu cruz la llevas solo,
porque mirad… la cruz la lleva Cristo, y lo que hace es compartir un ínfimo
peso de SU cruz con nosotros, solo somos cirineos que le acompañamos al
calvario… y ¿por qué? ¿por qué siempre al calvario? Es que parece que solo hay
sufrimiento… vaya religión la nuestra… Pero… vamos al Calvario porque, para resucitar, primero hay que morir,
no puede vivir el que antes no muere.
Hermanos, con gozo, con la alegría de saber que
hasta la muerte ha sido vencida, que nuestra Cruz no la llevamos nosotros, la
lleva Cristo y que solo nos deja una parte pequeña a nosotros… anunciemos el
Reino de Dios, todo Rey tiene su Reino y volvemos a preguntarnos por el reino
de nuestro rey, pues… tampoco sigue una lógica muy humana. Si aquí el que manda
es el que tiene más armas, más tanques, más poder… en el reino de Dios reina el
que es manso de corazón, los que trabajan por la paz, si aquí mandan los ricos…
allí los pobres, los humildes, si aquí es feliz el que vive el momento, el carpe diem, la vida loca, el que no
sufre ni tiene problemas, allí los que lloran son consolados… qué distinto es
todo cuando se ve desde Dios. Estamos llamados a hacer extensivo este Reino, es
un Reino de Amor, y no un amor cualquiera, un amor que ha de amar… hasta que
duela, decía a Madre Teresa de Calcuta, y solo si se vive desde aquí, el
sufrimiento, el dolor, la angustia… puede tener sentido, pues solo desde Dios,
solo desde el amor se entiende la Cruz, una cruz, que como hemos dicho y lo
hemos de tener muy claro, primero no la llevamos nosotros, la lleva Cristo y
segundo y más importante… la cruz no es para nosotros objeto de tortura, sino EL
medio para resucitar.